domingo, 9 de noviembre de 2008

Nueva Ley de Radiodifusión.


Después de escuchar la opinión de varios compañeros, quiero aportar la mía.
Creo que no podemos seguir más con el sistema que tenemos instalado, restringidos de información o mal informados, o que nos llenen de noticias tales como: " En realidad se confirmó que Lady Dy no murió por el accidente automovilístico, sino por una explosión de sus hemorroides" o boludeces por el estilo.
Creo que necesitamos canales de comunicación serios y realmente independientes. Todos y cada uno responde a una ideología, lo que entiendo lógico, pero si el monopolio lo tienen "esos" cagamos.
Es llamativo que algunos programas, por ejemplo "A dos sobres", a veces tenga guiños ¿oficialistas?; suena raro, pero suele pasar; claro, tenemos que mostrar que somos imparciales e independientes, aunque al rato les empiecen a aparecer los pelos de gorilas por el cuello de la camisa.
Es cierto también, que el gobierno está en un momento crítico (en el buen sentido de la palabra)debido a todos los frentes en que está trabajando. No es ni fácil ni gratuito meterse con los factores de poder (pocos pierden muchos negocios); tiene su costo. Pero creo que lo está llevando muy bien y fundamentalmente (y lo más positivo)de la manera más clara y democráticamente posible.
Apuntando justamente a todo esto, creo que urge la sanción de la nueva ley, pero ya; de limitar los monopolios y darle la posibilidad a medios alternativos de expresar lo suyo, ya sea a favor o en contra, pero no puede ser que Amalita digite que se sabe y que no (y cómo) en el país. O PRISA. O.....
Definitivamente, creo que es el momento justo. Y, reitero, URGE.
Creo que eso es innegable.
¿Viste Mauricio? te dejé un rato tranquilo. Más tarde sigo, después de leer la nota en Miradas al Sur, sobre la peatonalización que te impidió una Jueza. JE!

1 comentario:

Eduardo Real dijo...

Richard: Buena, regular o mala, peor de lo que tenemos no va a ser. Pero basta de pedaleo, que no haya el más mínimo lugar para que alguien comience a sospechar, barruntar o meramente intuir la existencia de algún pedaleo negociador con Drácula.