viernes, 14 de noviembre de 2008

LA VERDAD DE LA MILANESA EN LAS ESCUELAS

180 días- dice Mauricio
180 días- dice el Nabodowsky
180 días- claman los noticieros

Casi como una fijación, una obsesión. No importa cómo ni a que precio. 180 días y se terminaron todos los males de la educación.
180 días, y todos los chicos serán automáticamente poseedores de “saberes y prácticas relevantes, definidas a partir de las diferentes ramas de las ciencias y de otros campos de cultura” como dice el Diseño Curricular, que los hará brillantes hombres del mañana.
Si hasta Filmus se hace eco de los salvadores 180 días, cosa que no termino de entender en alguien que sigo considerando lo mejor que le pudo pasar a la educación en muchísimos años, por su capacidad, su inteligencia, su idoneidad, su integridad y su buena leche.
Ahora, ¿Alguien nos pregunta a los que nos arremangamos el guardapolvo todos los días, desde los medios, por ejemplo, cómo se aprovechan EN la escuela los benditos 180 días?
¿Alguien nos pregunta si son los 180 días los que realmente van a hacer que los chicos aprendan todo aquello que propone el Diseño Curricular?
¿Alguien sabe desde afuera de la escuela cuál es la verdad de la milanesa ADENTRO de la escuela?
¿De qué les sirve a los chicos 180 días, si cuando un Maestr@ se enferma (porque somos seres humanos, por si no lo sabían) no hay suplentes (emergencia educativa le llaman), y los chicos pasan dos, tres, cuatro, cinco….. días de mano en mano, tratando de cubrir como se pueda la 8 o 9 horas cátedra (según sea la modalidad de la escuela), de la mayoría de las escuelas que son de jornada completa: un poquito la vicedirectora, otro poquito la secretaria (que mientras tanto tiene que llenar los miles de papeles que les exige todo el mundo…… y sin equivocarse ni un poquito Ehhhhh), y muchos, pero muchos poquitos l@s multiuso bibliotecari@s.
¿Y saben qué?... de todas esas horas, con la vice o la secre, tienen clase de lengua o matemáticas, pero…. ¿Cómo tener a los chicos en la Biblioteca horas y horas leyendo?, y eso que la gran mayoría ama leer en la Biblioteca, y lo digo en serio. ¿Cómo lograr en esas condiciones que los chicos no empiecen a inquietarse, a perder la calma y a aburrirse?, porque, convengamos que, además de que los chicos son CHICOS, entre ellos tenemos hoy, dentro de las escuelas, una gran variedad de realidades: algunos chicos tranquilos, otros inquietos, algunos otros hiperinquietos, otros agresivos y otros más con serios problemas de conducta, que los descontrola y los vuelve peligrosos para sí mismos, para los otros chicos, y para los docentes, que no sólo a veces terminamos insultados, golpeados, rasguñados y amenazados, sino que además, atados de pies y manos para actuar, ya que no podemos ni tocar a los chicos para intentar contenerlos, porque corremos el riesgo de ser acusados por los padres, de agresores, acosadores, abusadores y violentos, asesorados por ciertas aves negras (buitres leguleyos), que vienen revoloteando por las escuelas desde épocas “turquianas” y, obviamente, escrachados por nuestros queridos medios, ávidos de sangre y de sensación de violencia y de inseguridad, que, siempre tempranito, y antes de que los mismos maestros “involucrados”, se enteran del “horrendo delito” cometido en esa escuela. “Con los chicos no” rezan los noticieros, “Con las aves negras si”, deberían rezar más abajo.
Y total, que ese docente quede ensuciado y sospechado para el resto de su vida, aunque se recontra compruebe la buena intención de sus actos, y después de haberse roto el lomo año tras año laburando como un león, con pasión y dignidad, a nadie le importa, nadie se acuerda de él.
Porque los medios no vuelven a estar tempranito para limpiar la mugre que dejaron.
Entonces, y retomando, ¿qué hacer en la Biblioteca cuando los libros ya no alcanzan para atraer su atención?. Ahí es dónde aparece la vieja película infantil, que, aunque ya la vieron mil veces, logra todavía el milagro de bajarles un cambio y apaciguarlos un poco, sobre todo en las tardes de jornada completa, en el mes de noviembre, con 32º grados centígrados, después de estar desde la 8 de la mañana, después de un suculento almuerzo de guiso de trisoja (en el mejor de los casos, suplantado por un salvador paquete de papas fritas que tienen en la mochila), atragantados porque en las escuelas con intensificación en artes, a las 13:10 ya hay que empezar, y todo eso, adentro de una escuela en donde durante todo el año se congelaron por falta de gas, y ahora se derriten por exceso de calor.
180 días Mauricio.
180 días Nabito.
180 días venite vos, vénganse los dos, a pasar en la escuela lo que pasan los chicos.
Vénganse en invierno a estar entre las 8 y las 16 Hs., pero sin campera de sky.
Vénganse a almorzar los 180 días a ver si pueden conservar la salud y el buen humor.
Vénganse en verano a compartir 40º de “calor humano” debajo de un par de ventiladores que ni se mueven, y que cuando funcionan, se convierten en ese fabuloso caloventor, que tan bien vendría en el invierno huérfano de gas.
Vénganse muchachos 180 días a ponerse al frente de mucho más de 200 chicos que nos vienen a pedir desesperadamente que los atendamos, que los escuchemos, que los contengamos, que calmemos sus angustias, que los amemos, que los alimentemos, que les pongamos límites, que los protejamos, que los ayudemos a sobrellevar sus realidades (algunas dolorosamente miserables), que les demos la posibilidad de sonreír, de llorar y ser consolados, de demostrar que pueden, que son capaces de pensar y de sentir……. y de paso, si nos queda tiempo, que les enseñemos los contenidos del Diseño Curricular.

Marielena, Maestra bibliotecaria de 2 escuélas públicas

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